Colombia, Tíbet, Taiwán, Kosovo: gritos de libertad

Durante las últimas semanas y días, hemos observado una serie de hechos llamativos y conmovedores (para bien o para mal). En América, Colombia asestó un efectivo y admirable golpe al grupo terrorista (hijos de la puta madre) de las FARC; pero lo hizo en territorio ecuatoriano y esto le valió la condena de varios países miembros de la OEA, entre ellos —culpa rubet uultus meus— Chile. Los países de la OEA alegaron que sus territorios son inviolables por parte de los otros, afirmando que se trata de una especie de derecho inalienable aplicado sobre conjuntos nacionales. Pero hagamos dos observaciones sencillas para derrumbar absolutamente estos juicios sin sentido, propios de hombres apátridas y carentes de sentimientos humanos: en primer término, no existen derechos inalienables para las personas ni tampoco para los estados ni para las naciones, puesto que todos nuestros derechos pueden ser ignorados en circunstancias específicas. En segundo término, nuestra propia legislación no admite que la propiedad privada (y podemos extender este concepto cómodamente a un territorio nacional) sea absolutamente inviolable, pues admite que esto ocurra en circunstancias específicas. Los dos hechos que he expuesto aluden, de una u otra manera, a la violencia contra personas y/o bienes y el ejercicio a la legítima defensa (por parte de cualquier ser humano) sobre éstos y/o aquéllas. Las FARC han ejercido violencia sistemática, criminal, ilícita y organizada durante más de cuatro décadas en Colombia y sus alrededores, de modo que sus integrantes carecen de derechos inalienables (no es un crimen darles muerte) y, además, es un deber de todos los países democráticos perseguir a ese grupo terrorista por los medios que sea posible. El ejército colombiano tenía todo el derecho de cruzar la frontera ecuatoriana y matar (y descuartizar e incinerar) a los cobardes que se escondían en un campamento planificando cómo mortificar a sus víctimas secuestradas y sembrar más terror en la población civil de Colombia, puesto que las FARC son un peligro constante para todas las personas; así, no es necesario que ocurra un hecho específico para justificar el ingreso no autorizado al territorio extranjero (la propiedad privada ajena), ya que esto fue hecho con el objetivo de salvaguardar la seguridad e integridad de personas inocentes y sus bienes. Toda la parafernalia de las disculpas ofrecidas por el gobierno colombiano y del orangután venezolano enviando tropas a la frontera carece de sentido ante este leve ejercicio de lógica natural: se trata de actos ridículos y censurables que desconocen el correcto funcionamiento y aplicación de los derechos de las personas y las naciones.

Y así como el gobierno colombiano intenta salvaguardar los derechos de las personas, los gobiernos chino y serbio hacen esfuerzos enormes por corromperlos abiertamente ante todo el mundo y se justifican aludiendo a supuestas unidades territoriales que no pueden ser reconocidas racionalmente. El gobierno chino, en primer lugar, ocupó y ha usurpado el territorio de la nación tibetana durante más de cincuenta años, imponiéndole una tiranía comunista severamente inhumana. El gobierno serbio, por su parte, pretende desconocer la independencia de la nación kosovar y, más aún, quiere impedir que ésta sea reconocida por los países de la región, inmiscuyéndose en asuntos internos o, a lo sumo, bilaterales (nación X — Kosovo). Estas situaciones son estructuralmente similares, pero difieren en cuanto a que ningún gobierno está preocupado de ignorar las advertencias de Serbia, pero pocos se atreverá a hacer lo mismo con China. ¿Por qué nuestro gobierno, por ejemplo, no hace ni siquiera una inocente pregunta respecto a la situación en el Tíbet, puesto que se han cerrado las fronteras incluso a los periodistas, pese a que esto no debiera ocurrir en virtud de que China es sede de los Juegos Olímpicos? ¿Y por qué nuestro gobierno tiene una actitud similar respecto con la República de China (la legítima, conocida vulgarmente como Taiwán), puesto que mantiene relaciones diplomáticas con la República Popular China (la gran vergüenza comunista del Lejano Oriente) y no con la República de China (el ejemplo de democracia y libertad frente a la tiranía inhumana de Mao Tse-Tung y sus seguidores)?

Colombia, Tíbet, Kosovo y la República de China (Taiwán) están del lado de las libertades y la autodeterminación de los pueblos. Las FARC, la República Popular China y Serbia se muestran como declarados enemigos de las libertades individuales y la autodeterminación de los pueblos, pues consideran a los hombres como meros fines de "intereses superiores" (¿y hay algo más allá del hombre?) y no como un fin en sí mismo. Hacer esto con prácticas que transgredan los derechos de las personas implica la pérdida de ciertos derechos y sería justo que todos quienes lo hacen sean castigados. Pero una serie de problemas evita que la justicia se imponga en esta situación: las FARC tiene en su poder una gran cantidad de personas inocentes que no merece morir, sino que debe ser liberada; la República Popular China tiene mucho poder a nivel internacional (político, militar y económico), de modo que ni siquiera los más poderosos de los países se atreverán a contradecirla sin tener el apoyo de, por lo menos, todo el resto del mundo; Serbia, por su parte, tiene un gobierno oportunista que intenta reservarse para sí una porción de territorio con habitantes que no le pueden pertenecer en contra de la voluntad de éstos: en este caso, al menos, la comunidad internacional parece no dejarse llevar por el germen —delicioso aroma para los perversos, insufrible hedor para los justos— de la inequidad totalitaria y el atropello de los derechos humanos.

Condenemos, pues, a las FARC, a la República Popular China y a Serbia. Y respaldemos los esfuerzos admirables de Colombia, la nación tibetana, la República de China y Kosovo.

Comentarios

  1. Debería darse una pasadita por Colombia, así podría entender mejor el conflicto del que, a mi parecer, no está usted muy bien enterado. El gobierno colombiano no intenta salvaguardar los derechos de las personas, lo que intenta (y logra) es privilegiar un único pensamiento de corte derechista así como manipular a un pueblo sin autonomía que se come muy bien lo que inmediatamente le dan a tragar. El gobierno colombiano intenta (y logra) borrar una memoria de lucha usando la manipulación mediatica contar la dignidad del pueblo y la otra verdad de la historia.

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  2. Es posible que no esté completamente enterado acerca de la situación general en Colombia y acerca de algunas posibles intenciones del gobierno colombiano que mencionas. Pero me parece que en el asunto específico del enfrentamiento con las FARC, los bandos están bien definidos, porque las FARC son terroristas y el gobierno colombiano no.

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