La muerte de Eluana

Como lo informa El Mercurio, Eluana Englaro dejó de existir hoy durante la noche. Su estado vegetativo, la solicitud de sus familiares para que fuera desconectada, la negativa de una clínica y la oposición tanto de la Santa Sede como del gobierno italiano abrieron un intenso debate que se desarrollaba en el Parlamento italiano al momento de la muerte de esta mujer. El problema es, entonces, la legitimidad de darle muerte a un paciente en estado vegetativo.

Quienes respaldan la eutanasia apuntan solamente hacia los efectos negativos que contraería mantener a un paciente en estado vegetal con vida: el gasto derrochado en una persona sin futuro que podría aprovecharse mejor en quienes sí lo van a disfrutar, la prolongación del sufrimiento producto de estar postrado el paciente, los desembolsos en los que deba incurrir la familia, el dolor de esta misma familia por enfrentarse a una situación irrecuperable y que se prolonga artificialmente durante años. No obstante que estos efectos negativos sean plausibles, también podemos entrever algunos potenciales efectos positivos, como la alegría de apreciar con vida a alguien a quien amamos y con quien podemos seguir interactuando de alguna manera mientras sobreviva a su deteriorado estado de salud. Pero me parece a mí que lo más importante, cuando hablamos acerca de personas, no son los efectos deseados o no deseados en torno a ellas, sino los fundamentos sobre los cuales admitimos que ellas son efectivamente personas (y no cosas ni animales). Entonces, la respuesta ante el problema de la eutanasia (y ante cualquier problema que involucre a personas) debe surgir desde las bases de la condición humana y no desde un conjunto variable e hipotético de efectos deseados o no deseados: los efectos son subjetivos porque dependen de lo que estime cada persona y cada familia; los fundamentos, en cambio, son objetivos porque todos los reconocemos por igual, es decir, todos admitimos la legitimidad de los derechos fundamentales de las personas.

En consecuencia, si tenemos a nuestro cargo el cuidado de una persona, sabremos que esta persona tiene derecho a la vida, a la integridad física y psíquica y a la libertad. Un paciente en estado vegetativo no puede ejercer su derecho a la libertad, de modo que éste queda delegado en sus familiares. Este paciente, a pesar de haber perdido su derecho a la libertad debido a un deterioro excesivo de su integridad, sigue teniendo el derecho a la conservación de su integridad física y psíquica (en la medida de lo posible) y también a la vida, que es el derecho fundamental de toda persona. Por lo tanto, actuar en contra de estos derechos fundamentales implica un delito o un crimen en contra de una persona porque se están vulnerando sus derechos fundamentales. Los argumentos efectistas de quienes respaldan la eutanasia apuntan, sobre todo, a la supuesta defensa del derecho a la integridad física y psíquica del paciente en estado vegetativo y de sus familiares; pero no es lícito invocar un derecho de menor jerarquía (la integridad) para actuar en contra de otro de mayor jerarquía (la vida): mucho menos si el derecho atacado es el que sostiene a todos los demás. Y he aquí que encontramos el carácter ilegítimo de la eutanasia, porque pretende vulnerar el más básico de los derechos humanos en virtud de otro que le es inferior: esto no es lógico ni racional y —mucho más importante— no es respetuoso con la dignidad de las personas ni con sus derechos fundamentales y la jerarquía que ellos guardan entre sí.

Comentarios

  1. Es sumamente complicado este tema. Personalmente pienso que la eutanasia debiera legislarse por lo menos, para quien conscientemente desea morir. Te doy un ejemplo. Conocí a una persona que tenía un cáncer de origen pulmonar, ya con metástasis sistémica y a quien le habían diagnosticado 4-6 meses de vida. El hombre todos los días tenía dolores espantosos, gritaba de dolor y, tenía una dieta restringida debido a su enfermedad y tratamientos paliativos. Muchas veces me dijo "me encantaría tomarme un whisky, ¿puedes traerme uno?". Y me quedó una extraña sensación. Aquel hombre moriría dentro de los próximos 3 meses y, su voluntad era morir antes o vivir por lo menos tomando whisky hasta su muerte. Ninguna de las dos alternativas era viable debido a las políticas del hospital y que su condición no le permitía tomar whisky. Finalmente aquel hombre murió antes de los 3 meses. Pero acá es otra la situación, acá tenemos a una persona que se le priva su libertad de poder beber en este caso cierto trago, por traer como posible consecuencia una muerte que, de todas formas sería inminente. Mas existe algo terrible, y es que murió justo como el no quería... Creo que debería existir algún recurso legal para personas que desean morir según les parezca más conveniente.

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