Hace 64 años, precisamente el día 11 de abril, la República de Chile le declaró la guerra al Imperio del Japón. Se dice, vulgarmente, que tal declaración estuvo impulsada por el clientelismo patente hacia los Estados Unidos y, en menor medida, por la ubicación supuestamente amenazada de la Isla de Pascua. Sin embargo, valdría la pena investigar a fondo este asunto para hallar las verdaderas causas de que el presidente Juan Antonio Ríos haya presentado la declaración de guerra al Senado de la República, el cual la aprobó casi por unanimidad.
De cualquier manera, me parece que Chile no tenía motivos suficientes para hacer una declaración de guerra y creo firmemente que hace falta un acto de desagravio hacia el Japón, que nunca se mostró hostil con nosotros. La innecesidad de llevar a cabo la declaración queda manifiesta al constatarse que nunca hubo un enfrentamiento armado entre fuerzas chilenas y niponas. Hace falta, no obstante, enterarse mejor de la situación en aquel entonces para alcanzar esta conclusión con mejores argumentos de por medio y con pleno conocimiento de causa.
De cualquier manera, me parece que Chile no tenía motivos suficientes para hacer una declaración de guerra y creo firmemente que hace falta un acto de desagravio hacia el Japón, que nunca se mostró hostil con nosotros. La innecesidad de llevar a cabo la declaración queda manifiesta al constatarse que nunca hubo un enfrentamiento armado entre fuerzas chilenas y niponas. Hace falta, no obstante, enterarse mejor de la situación en aquel entonces para alcanzar esta conclusión con mejores argumentos de por medio y con pleno conocimiento de causa.
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