Felipe Saleh |
Por otra parte, cabe preguntarse qué pueda ser una prensa «provinciana y repetida hasta el cansancio». Ayer mismo miraba uno de los canales de televisión abierta de Canberra y me pareció ver algo familiar para mí: durante el noticiario, periodistas entrevistando improvisadamente a personas en la calle y el mall mientras hacían sus compras navideñas. Los medios, donde sea que estén, informan lo que tienen a su alrededor. ¿Podemos llamar «provinciana» a nuestra prensa a causa de hacer lo mismo que hacen los medios en el resto del mundo? Resulta obvio que no y esto nos lleva a concluir, nuevamente, que Felipe cometió un error: juzgó la prensa nacional sin conocer que la prensa extranjera se comporta igual que ella.
Es penoso reconocer una tendencia a descalificar los productos nacionales solamente porque son chilenos. Felipe probablemente se sintió observado por los medios de países desarrollados y, creyendo que poco menos venían de otro planeta, se sintió autorizado para tildar de «provinciana y repetida hasta el cansancio» la prensa nacional. También es muy posible, como se colige desde el resto de su texto, que pretenda dictar lecciones acerca de qué deben o qué no deben informar los medios de comunicación: una típica inclinación totalitaria de quienes dicen oponerse al statu quo.
Lamentablemente, estas personas tienen una especial predilección por atacar las libertades ajenas, esperando incluso que pueda haber algún tipo de acción judicial en contra de quienes las ejercen. Seguramente él estuvo de acuerdo también con quienes presentaron un recurso judicial en contra de ciertos medios de comunicación por no informar acerca de la huelga de hambre llevada a cabo por miembros de la organización terrorista CAM.
En fin, vemos cómo Felipe entregó una fuente irrelevante y juzgó sin conocimiento de causa con el objetivo de ganar adeptos en sus ideales totalitarios. Bonita cosa.
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