Los planes del Partido Comunista para la ARCIS

Originalmente publicado en Ciudad Liberal.

Imagen: Héctor Flores

La Cámara de Diputados, con la notable oposición de los miembros del Partido Comunista (PC) que la integran, ha decidido iniciar una investigación acerca de cómo el PC utilizó la Universidad de Artes y Ciencias Sociales (ARCIS) como plataforma para recibir dinero del gobierno venezolano y otras fuentes. Todos saben que el PC toma dinero desde el Colegio de Profesores, pero esto no parece haber sido un problema durante los últimos veinte años. El problema con la triangulación de la ARCIS es que el dinero proviene desde el extranjero y esto está expresamente prohibido: que los partidos políticos reciban dinero desde el extranjero.

Resulta loable que esta situación sea investigada, porque uno no puede sacarse de la cabeza que la misma ley también prohíbe que los partidos políticos les den instrucciones de voto a sus congresistas y esto ocurre todo el tiempo. De hecho, Adolfo Zaldívar fue incluso expulsado de la Democracia Cristiana por no votar según las instrucciones del partido con respecto a la asignación de recursos para el Transantiago. La Democracia Cristiana debería haber sido severamente castigada, pero nadie solicitó siquiera una investigación.

Hay quienes creen que el problema está en el hecho de que los miembros del directorio retiraron utilidades de la universidad y, por ende, lucraron. Pero esto ni siquiera está prohibido por la ley. Camila Vallejo, diputada del PC, insiste en que el lucro debería ser penado por ley; pero el resto del país no está interesado en volver a la Edad de Piedra, así que su campaña no pasa de ser un clamor en el desierto. El PC lucró con la ARCIS y eso está muy bien. También utilizó la ARCIS para recibir dinero del gobierno venezolano. No me parece que esto sea algo verdaderamente negativo: espero, en realidad, que el engorroso trámite les haya servido para reflexionar sobre las piruetas que debe hacer uno para evadir el control estatal en la consecución de lo que uno ha ganado. Lamentablemente, esta operación está penada por la ley y el PC deberá enfrentar las consecuencias de esto. No digo que sea justo someter a leyes infundadas a todas las personas e instituciones, pero los partidos políticos merecen recibir el máximo rigor de los castigos penales (y más aún) porque ellos justifican la aplicación de estos contra ciudadanos indefensos que ni siquiera han expresado su conformidad con la ley aplicada.

La prensa asegura que el PC se retiró de la ARCIS para no comprometer su campaña política en las últimas elecciones presidenciales y de diputados y senadores. Esto hace sentido con el hecho de que, habiendo organizado el movimiento estudiantil del año 2011, cuyo lema se opone al lucro a través de las universidades, y teniendo la seguridad de que ocuparían escaños en el Congreso, puesto que la Concertación les entregó cupos protegidos, el PC no quiera verse relacionado con una actividad que él mismo censura. De acuerdo con la interpretación de la prensa, entonces, al PC le salió el tiro por la culata, porque todos sabemos que lucró con la ARCIS. Y bien, se trata de otra pieza de evidencia —que se añadirá a la montaña de evidencia que ya existe— para la tesis de que el PC no actúa por convicción, sino por conveniencia propia. Tal como suele decirse que actúa la Democracia Cristiana.

Me parece, no obstante, que el plan del PC va mucho más allá de desvincularse del lucro. El PC lucró y esto no es ilegal. Contradijo la consigna del movimiento estudiantil que organizó hace tres años, pero esto no les preocupa ni mínimamente. Mi especulación puede resultar fantasiosa, pero sí es verosímil y coherente. Con todo, no llega al grado de paranoia exhibido por las especulaciones izquierdistas.

El PC tenía perfectamente previsto el escenario actual y, de hecho, creó las condiciones para que se produjera. Posiblemente no tenían cien por ciento asumido que la Cámara de Diputados ordenaría una investigación, pero tampoco es algo que haya estado totalmente fuera de su planificación: esta posibilidad era previsible para él y estaba marcada con un alfiler sobre el mapa. El verdadero plan del PC consiste en provocar una crisis financiera en la ARCIS para conseguir que sea intervenida por el Estado, dejándola idealmente en manos del propio PC, y sumar un ejemplo más de la «necesidad» de que el Estado intervenga las universidades privadas.

Esto explica por qué el PC retiró el dinero de la ARCIS. El PC tiene muchas fuentes de ingresos y sumaría más con los resultados de las elecciones: no necesitaba desesperadamente vender su universidad. Si bien el dinero sería útil para gastos operacionales inmediatos, el fin último del retiro de utilidades (lucro) era provocar una crisis financiera en la universidad que justificara la intervención del Estado: como ocurrió con la Universidad del Mar.

El PC, pues, no ha tenido la intención de renunciar a administrar la ARCIS: simplemente ha querido que su propiedad sea transferida desde ellos al Estado en un escenario de crisis institucional que justifique la intervención de otras universidades. Se trata de un plan sencillo y de bajo riesgo para el PC: obtienen el dinero de las utilidades (lucro), se desvinculan de las prácticas lucrativas de la ARCIS, consiguen el control de la ARCIS a través del Estado (y ahora sienten que será para siempre) e impulsan su agenda de intervención estatal de las otras universidades privadas.

La única manera de desbaratar este plan sería exigiéndole al PC que devuelva el dinero que retiró desde la ARCIS, pero esto ni siquiera es posible porque el lucro no es un delito. Si acaso estoy en lo cierto, veremos cómo el Estado toma el control de la ARCIS, cómo varios miembros o «simpatizantes» (activistas no militantes) del PC son interpuestos como autoridades, docentes y administrativos en la universidad y cómo la opinión pública se vuelca rendida en favor de una intervención más amplia y más profunda del Estado en las universidades privadas.

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