El Frente Angosto a la carga

Originalmente publicado en El Libertario.

El Frente Amplio es una aglomeración de movimientos socialistas liderada por los diputados Gabriel Boric y Giorgio Jackson. Como cualquier coalición política, esta pretende conseguir la mayor cantidad posible de representantes en las elecciones de este año. La campaña se inició con notas en la prensa que destacan las figuras de sus líderes, pero no detallan sus metas o estrategias. Con el fin de llenar este espacio, Joaquín Arduengo publicó una columna el sábado en El Mostrador, en la que justifica la existencia del Frente Amplio y defiende la importancia de que este conglomerado se haga cargo de los destinos del país.

Arduengo, pues, es como un Edipo de la izquierda: pretende encontrar al asesino de Layo para librar a la polis de la peste sin darse cuenta de que él mismo es ese al cual él busca. Toda la izquierda, de hecho, repite el discurso edípico. Pretende encontrar a quien mató al antiguo rey para exiliarlo y librar a la ciudad de sus males como si se tratara de alguien extraño a ella misma. De esta manera, dicen que el Régimen Militar mató la democracia cuando fue la izquierda la que socavó sus fundamentos y luego la atacó directamente con sus grupos armados para hacerse del control total. «Afirmo que tú eres el asesino que buscas» (S. OT 362) le dice Tiresias a Edipo. Esto mismo estamos llamados hoy a decirles no solo a los seguidores del Frente Amplio — al que parece mejor tildar de «angosto» — , sino a todos los estatistas, pues la derecha no es más que una imitación barata de ellos: un Edipito.

En un arranque de ira, acusa situaciones imposibles. Allí donde Edipo dice «la verdad tiene fuerza, pero no para ti. No la tienes, puesto que eres ciego en tus oídos, en tu mente y en tus ojos» (OT 370s), Arduengo afirma que, en Chile, un pequeño porcentaje de la población posee grandes riquezas mientras la mayoría padece serias necesidades. ¡Oh, númenes injustos, que habéis condenado nuestra polis a la miseria de ser el país con menor pobreza en América Latina a la vez que aquella con la mejor salud y la mejor educación! ¿No sacrificamos suficientes corderos y vacunos en vuestros altares, saldados con la renta per cápita más elevada de la región, como para merecer las calamidades de una próspera desigualdad, de una enorme variedad de productos en los supermercados, de una amplia oferta universitaria cada día al alcance de más personas, de un atractivo que se manifiesta en miles de inmigrantes, de una libertad que nos permite insultar a los magistrado sin ir a la cárcel y de un Estado que gasta apenas un millón de pesos por segundo? ¡Sin duda que somos un pueblo malagradecido e impío, que no merece una izquierda con más del cinco por ciento de los votos en las elecciones!

Con la misma soberbia con la que Edipo afirma que salvó a Tebas de la Esfinge gracias a su arte adivinatoria y que la salvará nuevamente desterrando al asesino de Layo, Arduengo sostiene que el Frente Angosto salvará a Chile de la riqueza, la prosperidad y la libertad excesivas que lo aquejan hoy en día. Pero nosotros, ciegos como Tiresias, no nos damos cuenta de que necesitamos ser salvados. ¿Qué pecado tan grande cometimos para merecer esta ignorancia que nos impide ver lo que Arduengo intenta mostrarnos? La hybris de él, como la de Edipo, contraerá lo profetizado por Tiresias: «este día mostrará tu nacimiento y causará tu ruina» (OT 438). Si el Frente Angosto logra salvar al país, como pretende Arduengo, esta ruina se hará extensiva a toda Ilión, como ocurrió por causa del Juicio de Paris.

Chile necesita ser salvado, por cierto, pero no de la libertad ni del progreso, sino que de movimientos como el Frente Angosto, de hombres como Arduengo y de sus contrapartes imitadoras en la derecha. Ellos son la verdadera amenaza para nuestra libertad y para nuestro progreso: ellos son el Edipo que mancha la polis con su presencia a causa de que mató a Layo, su propio padre y el antiguo rey de Tebas. Ellos mataron a su padre el progreso y se acostaron con su madre la libertad, engendrando hijos que son abominaciones como el Frente Angosto. Ellos, los que acusan de ceguera a Tiresias, están más ciegos que él y no ven la desgracia en la que están sumergidos ni el alud que están invocando al pretender salvarnos: no escuchan razones, no ven los resultados positivos de la libertad ni entienden que el progreso se alcanza sin regulaciones. Quieren guiarnos, como un mesías, al borde de un precipicio por el cual ya caímos anteriormente en el nombre de la misma libertad y el mismo progreso que, en los hechos, están destruyendo y terminarán de aplastar si triunfan en sus proyectos políticos.

¿Quo uadis, Frente Angosto?

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