El único Chile que ilumina...

Originalmente publicado en Globedia.

La mejor medida preventiva para haber evitado los incendios forestales que afectaron al país en diciembre y enero habría sido eliminar físicamente a los miembros de la Coordinadora Arauco-Malleco (CAM). Los planes rechazados por el gobierno de Piñera y la pésima gestión del gobierno de Bachelet no habrían conseguido impedir que los incendios tuvieran lugar, porque estos fueron intencionales. Quienes critican estos detalles no están faltos de razón en cuanto a que los gobiernos han cometido errores, pero incurren en una ingenuidad excesiva cuando asumen que el desastre se habría evitado si los gobiernos hubiesen hecho un mejor trabajo. No es solo que los gobiernos son incompetentes a la hora de evitar catástrofes, sino que la del verano fue causada por individuos y no ocurrió de forma natural.

Imagen: Publimetro

Es cierto que los procesados por incendios forestales en el pasado parecían haber actuado de forma individual y, en la actualidad, no hay evidencia suficiente para alcanzar conclusiones seguras, pero tenemos un conjunto de datos sugerentes. Carabineros detuvo a más de cuarenta personas vinculadas con los incendios forestales: este número resulta llamativo en relación con los que eran atrapados en años anteriores (muchos menos). El número de incendios y el tamaño total de las áreas afectadas sobrepasan con creces lo que estamos acostumbrados a ver. Santiago, en particular, fue invadido por el humo hace cuatro años, pero este año incluso se cubrió de cenizas. Estos datos, aunque insuficientes, señalan en la dirección que anoté arriba: la Coordinadora Arauco-Malleco.

Le tengo un cariño especial a la CAM y por esto creo que debe ser responsabilizada de todas las calamidades sin culpable conocido. Todavía no hay evidencia suficiente para vincularla con los incendios forestales, pero sabemos que a la CAM le gusta el fuego: ha quemado varios camiones, maquinaria agrícola, galpones, fardos de paja, templos evangélicos, capillas católicas y casas con personas en su interior. Esta misma enumeración, no obstante, aleja las sospechas de la CAM porque ella suele quemar productos y personas, no árboles. Quizá los cultivos de las empresas forestales podrían ser considerados como «productos», pero no estoy tan seguro.

Una primera impresión engañosa

El mensaje publicado por Salvador Penchulef en la página de Facebook de Radio Biobío el 12 de octubre de 2014 ha circulado como evidencia de que la CAM estaría involucrada, pero hay varias razones para descartar esta hipótesis: 1) el mensaje tiene dos años de antigüedad — quizá se habría aplicado al verano de 2015, pero no al de 2017; 2) el mismo Penchulef aclaró que el mensaje tiene un sentido metafórico — aunque la interposición de fechas específicas pone en duda este carácter; 3) la CAM no utiliza las redes sociales (al menos de forma pública) para organizar sus atentados; 4) el territorio cubierto por la CAM en sus ataques terroristas no coincide con el territorio afectado por los incendios forestales. Estas razones me parecen suficientes para desacreditar la verosimilitud de la «tormenta de fuego» invocada por Penchulef. Su mensaje, sin embargo, es una señal de los propósitos de la CAM (conocidos públicamente) y de los medios que ella ya utiliza.

Y he aquí la aporía con la que me encuentro ahora: los incendios parecían concertados, pero no se corresponden con la línea de acción de la CAM. Así que, aun cuando me gusta culparla de todos los crímenes posibles, me veo impedido de hacerlo en este caso. Quizá debería pensar en los Individualistas Tendiendo a los Salvaje (ITS), pero dudo de que quieran adjudicarse el «asesinato» de cientos de árboles. En definitiva, no tengo a quién culpar: mi chivo expiatorio favorito no calza con el perfil y la alternativa es poco convincente. Aunque desprecio el afán de la izquierda por no vincular los incendios con la actividad terrorista del país y contradigo la sagaz observación de Cristián Labbé, dudo de que haya algún otro grupo terrorista. Así que, a pesar de lo sugerido por la gran cantidad de atentados, tal vez sí se trata — como en años anteriores — de pirómanos solitarios.

Así que he debido hacer este pequeño rodeo para concluir que mi primera afirmación está errada y que la eliminación física de los miembros de la CAM habría tenido el mismo efecto que un plan gubernamental: ninguno. Aún más, habría empeorado las condiciones actuales. Mi odio visceral hacia la CAM me hace tener ideas tan malas como un plan gubernamental, pero me parece que aún tengo la capacidad intelectual para darme cuenta de todo esto y denunciar yo mismo el error en el que he caído.

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