Del Centro de Alumnos a la Asamblea de Castellano

El año 2002, en el mes de octubre, hubo desórdenes a las afueras de la UMCE iniciados por encapuchados. Llegaron Carabineros para restablecer el orden y fueron autorizados por el rector Raúl Navarro para ingresar al Campus. Hubo varios alumnos detenidos y se presumía que todos ellos eran ajenos a las acciones violentas de los encapuchados y, por lo tanto, no merecían ser privados de su libertad. El día lunes que siguió a los hechos, ocurridos un viernes, el Centro de Alumnos del Departamento de Castellano convocó a una asamblea para discutir acerca de la situación, puesto que al menos un alumno de la carrera estaba entre los detenidos. Recuerdo que varios tomaron la palabra para denunciar y censurar la violencia y arbitrariedad de Carabineros. Cuando yo lo hice, argumenté que la violencia había sido iniciada por los encapuchados y concluí que ellos eran los culpables de lo que había ocurrido y de la situación que enfrentábamos en ese minuto. Entonces fue cuando Marcelo Guerra me interrumpió diciéndome "¡oye, imbécil!" Me quedé en silencio y no necesité decirle nada de vuelta porque varios de los presentes hicieron llamados a la calma y al respeto.

Dos o tres años más tarde, ocurrió algo curioso: mientras se organizaban las elecciones del Centro de Alumnos, surgió la idea de que podíamos no elegir un nuevo Centro de Alumnos. En lo personal, me pareció una idea muy buena y la respaldé públicamente. Era un llamado hacia una sana anarquía que nos desembarazara de una organización gremial innecesaria. Pero, si esto fue curioso, lo que ocurrió después resulta impensable. En efecto se disolvió el Centro de Alumnos, pero "alguien" (no sé quién) convocó a una asamblea tiempo después. No recuerdo en qué circunstancias, pero ocurrió. Y se constituyó, así, una "Asamblea de Castellano" que, sin legitimación ni autoridad alguna, tomó las riendas de lo que habíamos decidido sabiamente dejar a un lado. Y, como cualquiera puede imaginar, se dedicó sobre todo a la agitación, la propaganda política, los llamados a paro y las decisiones de "ir a toma" (usurpar el Departamento de Castellano). Todos actos sancionados por las normas internas de la UMCE o incluso por la legislación de la República.

Fue por esto que, durante el año 2007, ya cansado del asambleísmo, redacté un documento donde recojo ocho argumentos contra la Asamblea de Castellano. Lamentablemente, no lo pude hacer público de forma oportuna. Empezaba diciendo que la Asamblea es ilegítima porque la organización gremial de los alumnos del Departamento de Castellano, en ese entonces, estaba normada por la R.E. nro 322 de 12 de abril de 1988 y su única forma posible era el Centro de Alumnos: la desobediencia de esta resolución implicaba una falta grave si nos atenemos a lo dispuesto por el artículo 4to del Reglamento Disciplinario (R.E. 3406, 11-12-2003), que sanciona "la desobediencia, en cualquier forma, a las órdenes o disposiciones emanadas de las autoridades superiores de la Corporación en el ejercicio de su cargo". Seguía diciendo que la Asamblea es inmoral porque se presumía soberana y representativa sin haber recibido legitimación alguna y porque se mantenía que todos los alumnos debían asistir a ella para manifestar su opinión sin que este deber existiera realmente. Luego elaboraba un poco más sobre esto último, acusando a los asambleístas de imponer un supuesto deber organizativo gremial por encima de nuestro efectivo deber estudiantil. Más adelante, agregaba que la Asamblea era poco transparente, puesto que no tenía una forma de funcionar clara y no se decía públicamente quién la había convocado. De inmediato añadía que la Asamblea es burocrática, pues implica improvisación sobre algo que no tenía fundamento. Luego acusaba a la Asamblea de amenazar la democracia, por cuanto no protege el voto secreto y fomenta la oligarquía. Añadía que también amenaza el derecho de sufragio porque, en la práctica, se vota en cada Asamblea que es celebrada. Y terminaba diciendo que la vocería (la elección de voceros en lugar de representantes) es absurda, autodestructiva y antidemocrática.

Los argumentos que expongo para impugnar el asambleísmo en el Departamento de Castellano pueden extrapolarse hacia el asambleísmo dominante en la Confech hoy en día. Es el tipo de organización que solamente asegura el atropello de los derechos individuales, pero no garantiza el respeto de ninguno. Es el mismo que inspira a prácticamente todos los movimientos "sociales" y a quienes impulsan una "Asamblea Constituyente" en nuestro país (o cualquier otro). Se trata de una constante amenaza que no puede ser convertida en oportunidad. Por eso, es necesario combatirla y extinguirla todas las veces que sea necesario.

Comentarios

  1. Como decía Charles Dickens, “El número de malhechores no autoriza el crimen”, pero recordando a Polibio, con su definición de la Oclocrasia “la tiranía de las mayorías incultas y uso indebido de la fuerza para obligar a los gobernantes a adoptar políticas, decisiones o regulaciones desafortunadas” ¿no es eso lo que pretenden las hordas estúpidas en nuestro país. Lo lamentable, es que teniendo un gobernante tan incompetente como piñera, es un escenario muy pausible.

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  2. Cristian:
    Es bueno que lo cuentes. Quizás el día de mañana un historia lo recoga.
    Buenos argumentos que das.

    En mi penúltimo o antepenúltimo post, criticó el asambleísmo que tanto le gusta a la izquierda. Hace tiempo, creo que fue Hernán Felipe Errazuriz, quien criticó que nuestra actual Corte Suprema está compuesta de veinte jueces. Por contraste, la Corte Suprema de USA tiene siete jueces. No sé cuántos en Australia.

    Esa cantidad de jueces se elevaron en tiempos de Lagos. ¿Para qué?

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  3. En efecto, Javier, tu último post recoge declaraciones que manifiestan el pensamiento de los asambleístas: politizarlo todo y controlarlo todo. En mi caso, aprovecharon que nadie más tenía el interés de hacerlo y, en lugar de respetar esta decisión soberana de cada uno, se ungieron como líderes espontáneos de una masa acéfala. ¡Como si los hubiéramos necesitado!

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  4. Bueno, no cabe duda que para el comunismo la democracia no pasa de ser una "institución tonta util" de la que se puede aprovechar para sus fines. Nunca la han respetado, pero la han mencionado en voz alta cada vez que les ha sido util.
    Basta ver el "respeto" del movimiento estudiantil cuando las votaciones en las respectivas carreras les han sido adversas. Se la pasan por la r..., y como la prensa no se extraña por eso, lo hacen con toda libertad.

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