Ningún humano es ilegal, pero…

Originalmente publicado en Corrupción Chile.






Si se trata del gobierno chileno expulsando a un periodista italiano o del gobierno estadounidense aplicando una medida creada durante la administración de Barack Obama sobre ciudadanos de siete países específicos, los comunistas ponen el grito en el cielo y expulsan espuma por la boca mientras levantan pancartas que se leen «ningún humano es ilegal» o «no a la deportación». Si se trata del gobierno cubano, en cambio, ellos mismos insisten en cuanto al carácter soberano del gobierno para decidir quién entra y quién sale del territorio controlado por él. Esta es la «consecuencia» de la que tanto se enorgullecen los comunistas.

Resulta ominoso que, con una diferencia de pocas horas, un grupo de comunistas hiciera el ridículo protestando contra el presidente Donald Trump frente a la embajada de los Estados Unidos en Chile y luego dos ciudadanos chilenos fueran impedidos de entrar en el territorio de Cuba. Tanto el gobierno de Estados Unidos cuanto el gobierno de Cuba esgrimen razones para negar la entrada de algunas personas en los territorios controlados por ellos (que no son suyos como algunos afirman), pero los comunistas solamente exponen las razones del gobierno cubano y callan deliberadamente las razones del gobierno estadounidense. Ni siquiera hay un ánimo honesto de análisis en su justificación, sino que responde a una actitud infantil: si me gusta, está bien; si no me gusta, está mal. Es el mismo tipo de actitud que encuentro en Twitter cuando alguien afirma que mis textos son mediocres a causa de que no coinciden con las opiniones que él defiende.

Entonces, tenemos que contestar un par de cuestiones básicas: 1) ¿tiene el gobierno la facultad para controlar la entrada y salida de personas en el territorio que controla? y 2) ¿existen razones para controlar la entrada y salida de personas en el territorio controlado por un gobierno aun cuando este no tenga la facultad legítima de hacerlo?

En cuanto a la primera pregunta, se dice que el gobierno ha recibido el poder desde el pueblo (conjunto de individuos) y puede, por lo tanto, ejercerlo de forma legítima. Los comunistas esgrimen este argumento como incontestable cuando se trata de Cuba (donde ni siquiera hay partidos políticos opositores), pero se olvidan completamente de él cuando hablamos de un gobierno sometido a controles de legitimidad más serios, como el chileno o el estadounidense. De todas maneras, sabemos que ninguna persona tiene la facultad de darle órdenes a otra. Como nadie tiene este poder, tampoco nadie lo puede delegar en alguien más y cualquier gobierno que reclame haber recibido este poder desde el pueblo está mintiendo: como lo hacen los comunistas cuando dicen que el gobierno cubano tiene este poder, pero los gobiernos chileno y estadounidense no lo tienen.

En cuanto a la segunda pregunta, sabemos que todas las personas tienen libertad (que no es lo mismo que voluntad) para moverse de un lugar a otro fuera de los límites de la propiedad privada de los demás. Esta afirmación es el fundamento para el lema que levantan los mismos comunistas contra las limitaciones fronterizas: «ningún humano es ilegal». Pero ellos ni siquiera creen que todo esto sea cierto: no creen que las personas sean libres o que no puedan ser declaradas «ilegales»: ellos sostienen que estos asuntos son decisión del gobierno. El gobierno decide si uno es libre y el gobierno decide si uno es legal. Siempre y cuando el gobierno esté en manos de los comunistas: si no lo está, ese gobierno no puede ser reconocido como legítimo.

En el fondo, los comunistas están levantando una consigna verdadera y que ellos consideran falsa para promover el control del gobierno sobre las personas mientras afirman que están promoviendo el control de las personas sobre sí mismas sin la intervención del gobierno. Todo depende del tipo de gobierno, claro. Ellos no aceptan que no exista un gobierno, en primer lugar, y no admiten que el gobierno no sea comunista, en segundo lugar. Es cierto que ninguna persona debería ser restringida para entrar o salir de un país si pretendemos respetar los DDHH, pero los comunistas defenderán que el gobierno cubano haga precisamente esto mientras «denuncian» a los gobiernos chileno y estadounidense cuando tienen la misma conducta: para ellos, pues, es legítimo restringir el tránsito de una persona si el gobierno que lo hace es comunista.

La inconsecuencia es la quintaesencia del comunismo, pero ellos insisten en afirmar que son consecuentes. La libertad personal es inadmisible para el proyecto revolucionario, pero los comunistas sostienen que ellos respaldan la libertad. Los derechos humanos son un fenómeno de la burguesía de acuerdo con ellos, pero son capaces de jurar sobre la Biblia que ellos los defienden. Los comunistas son maestros de la mentira y la posverdad, puesto que cuando afirman ser «consecuentes», en realidad quieren decir que son obedientes de la doctrina comunista; cuando sostienen que defienden la libertad, en realidad quieren decir que respaldan los permisos del gobierno comunista para que hagamos o no hagamos lo que intentamos; cuando juran defender los DDHH, en realidad están expresando su adherencia al «derecho» de tiranizar a todo el mundo sin que nadie se lo impida.

Ciertamente, nadie debería tener que rendir cuentas de su identidad cuando atraviesa una frontera, pero quienes más se oponen a esta idea son quienes dicen defenderla: los comunistas.

Comentarios